Para acompañar estos días de verano en invierno

22/8/14

Hace cosa de un mes, me llega un mail de Seel preguntándome si quería escribir algo para el próximo número de su revista. Que? Yo? Estás segura Seel? Emociooooooón! Y nervios, obvio, Y sobre qué querés que escriba, pregunto. Sobre lo que quieras, te sale lindo, dice. Oh no. No no no. Pasaban los días y no tenía idea de qué iba la cosa. Hasta que un día decidí abrir un .doc en blanco y ponerme a escribir. A ver cómo sale, como diría Vir. Y salió esto:

Tic tac tic tac tic tac. Prometí que iba a escribir algo que valiera la pena leer. Y tengo un deadline en 3 días. No se me cae una idea. Orgullo total cuando la linda Seel me pidió que escriba algo para el nro. 3 de su super revista. Wow. Montones de gente copada mostrando sus plumas. 
Tic tac tic tac. Y lo mío qué es? Claramente, dejarme llevar. Improvisar sobre la marcha no. Soy un caso rarísimo de obsesiva relajada. En otra vida voy a estudiar neurociencias y voy a investigar mi mal. Que tampoco está tan mal, debo decir.
En fin, esto no es nada. Sólo estoy calentando motores para ver si tengo algo que valga la pena leer. En el peor de los casos, queda para el post de presentación de la revista con la presentación estelar de MI como columnista invitada (Ja! Ni yo me lo creo!). Yo y mi obsesión del 2x1, de optimizar recursos. No vaya a ser que esto que escribí vaya a parar a la papelera de reciclaje.

Como sea, mejor pasen y lean la revistuli, que no leí obviamente al momento de escribir esto, pero que estoy segura es una genialidad. Y de paso se enteran sobre qué escribí al final.




Hay muchas cosas lindas para leer, un grupo genial de colaboradores que nos subimos a la energía productiva de Seel. Hasta el infinito y más allá!

12.13.14/8

19/8/14

Mi foto de Agosto tiene que ver con el mundo de los niños. Porque después de 2 intensas semanas de vacaciones (en las que, tal como predije, no hicimos ni el 10% de las cosas que tenía ganas de hacer según este post) vino el Día del Niño. Y aunque no hice una mega producción como la del año pasado, si preparé algunas cositas ricas y especiales, como por ejemplo estas galletas:

La receta, infalible como todas las de Marina, la tienen acá. Riquísimas, muy muy. A estas les agregué una mezcla de especias dulces que venden en el Barrio Chino que es una gloria (canela, clavo, jengibre, cacao y algo más, supongo...). También hice las de los ositos, pero no me gustaron tanto las fotos que saqué. Les recomiendo mucho que las hagan!!
Y ahora, la reflexión del mes.
Si pasan seguido por acá deben creer que soy una madre amorosa, hiperdedicada, cocinera, estimulante, casi perfecta (je!). Eso es lo que muestro en el blog. Obviamente a la garrapiñada incinerada de esta tarde no le saqué foto. 
Amo a mis peques con todo mi corazón y me hacen tremendamente feliz. Pero la vida real es otra, donde conviven mi mejor versión de mamá y la otra, la que corre todo el día, cocina a las apuradas, se olvida de revisar los cuadernos, putea por ser remisera tiempo completo (aunque mientras ellas están en el colegio me puedo dar el lujo de laburar), pierde la paciencia más de lo que le gustaría.
Una de mis frases de cabecera es que una madre que no tiene ganas de asesinar a su hijo con cierta frecuencia no es una buena madre: no está mirando a su hijo, no está conectada. Ahí, justo ahí, en ese momento en que querés matarlo, o desaparecer como por arte de magia del baño inundado porque al angelito se le dió por jugar con agua, cuando se pone a ver la tele al mango un sábado que vos podés aprovechar para dormir un poco más (porque por SU culpa el despertador suena 6.45 am casi todo el año), cuando hace tremendo berrinche en el super porque no le comprás X cosa, cuando se mata con la hermana por un juguete que no usa jamás pero justito en el momento en que una lo agarra la otra se da cuenta que no puede vivir sin él, cuando te contesta para la mierrrrrda porque está empezando a volverse adolescente, cuando tenés ganas de disfrutar de un rato tranqui con tu marido y no te dejan.
Ahí, justo ahí. Cuando no perdés la cordura. Cuando vencés las ganas de huir despavorida. Cuando le hablás serenamente para explicarle que esto SI y esto NO, ahí sos una buena madre. 
Hacer galletitas suma, es cuando construís recuerdos como dice Dolo. Pero el resto del tiempo es lo que marca, lo que da más trabajo, lo que los (nos) hace felices. Y donde se puede moldear un poco el adulto en que se van a convertir. 
Total, después van a ir terapia a criticarnos, seguro. Sólo espero que sea por cosas tipo ¨Mi vieja me preparaba unos desayunos divinos, pero no me dejaba atacar la fuente de galletitas hasta nos terminar de sacar fotos para su blog¨.


Y así me sumo un mes más al proyecto de Flor de Mums&Kids



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